"Conozco gente, conozco ciudades, conozco granjas, montañas y ríos y piedras, conozco cómo se pone el sol en otoño del lado de un cierto campo arado en las colinas; pero ¿qué sentido tiene encerrar todo en una frontera, darle un nombre y dejar de amarlo donde el nombre? ¿Qué es el amor al propio país? ¿El odio a lo que no es el propio país? Nada bueno ¿solo amor propio? Bien, pero no es posible hacer de eso una virtud, o una profesión. Mientras tenga amor a la vida amaré también las colinas del dominio de Estre, pero este amor no tiene fronteras de odio. Y más allá, soy ignorante, espero."Fernando Galán
domingo, junio 25
migrACCIÓN: La mano izquierda de la oscuridad
Leo con espanto en la prensa que aumenta el rechazo de los españoles a la inmigración. Durante el desayuno encuentro a una de estas personas que rechaza a los inmigrantes y discuto indignado con ella, intentando explicarle que las personas lo son independientemente de su lugar de nacimiento. Decido escribir algo al respecto y tropiezo con este texto de Ursula K. Le Guin:
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