También el corazón del invierno tiene sus fiestas.
Reminiscencias vividas
sonrisas,
melancolía,
dan paso a la fantasía:
Rememorar mi viaje al Carnaval de Venecia, es acomodar los sueños y la realidad en la misma estancia. El esplendor y el éxito del carnaval se funden en el aljibe de mi memoria.Reminiscencias vividas
sonrisas,
melancolía,
dan paso a la fantasía:
El ambiente musical, donde participando de la fiesta, cultos y zafios, ricos y pobres, negros y blancos, ocultos tras unas mascaras, dan rienda suelta a sus encantos. Arlequines, Pantalones, Polichinelas, Pierrots, etc. La ciudad de los canales, escenario ideal para vivir el carnaval, las callejuelas de la ciudad se llenan de bailarines, acróbatas, luz y color en la noche de febrero.
De aquella noche inolvidable, en la Plaza de San Marcos! guardo grabado los recuerdos en el procesador de datos de mi memoria para el resto de mis años.
Amaneció un día lluvioso, gama de grises plomizos, Venecia, es gris por las piedras de sus fachadas y porque en la bruma, a veces dormita, de tantos siglos cansada. Las gotas que la tímida lluvia salpicaba en los cristales, formaban unos lagrimales largos y tristes, miré desde la ventana, una bruma neblinosa cubría la jungla de piedra y hormigón que se dejaba ver desde los grandes ventanales; a izquierda el mar, no podía distinguir la línea que el horizonte define el adriático con el azul del cielo.
Barrí rápidamente la zona con la mirada, tratando de encontrar algún punto de referencia que me ayudara, a localizar la tiendecita, donde, la noche anterior había visto, aquella mascara veneciana, que había cautivado mi alma, después de algunos minutos, encontré, mi punto de referencia, la Torre de San Stefano, donde la tienda se ubicaba, en la esquinita de al lado, y como taxi que lleva parturienta de pasaje, hice la carrera, para ir a comprarla.
En medio de aquel bullicio, yo estaba junto a la puerta y me temblaban las piernas al sentirla tan cercana, miré hacia donde ella estaba, la reconocí al instante y sentí que me esperaba, le hablé con el pensamiento:
Carita de porcelana
plasmada tonos pastel
aquí en un escaparate,
¿desde cuando estas en el?
Aquellos ojos vacíos me volvieron a implorar que la llevara conmigo. Y no cesamos de hablar, hasta que logre sacar, la llaga que había en su alma, Amaradas ya las dos en completa comunión estábamos preparadas, por fin entre en la tienda, me dirigí al dependiente y así conseguí mi pieza, pieza de enamorada.
Elena
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